lunes, 29 de septiembre de 2008

LA AMIGA DE LO AJENO

Era una tarde como cualquier otra, incluso agradable.
Vimos juntos una película entretenida, no tan buena; pero sirvió para pasar el rato y estar juntos.
Esta vez no quiso entrar a la casa, tenía afán, un afán que me costó caro, sin que lo supiera.
Entré, sonriente y algo cansada. Saludé con el dejo de costumbre y ella no me saludó.
Cuando me volví hacia la escalera, hacia la seguridad de mi cuarto, allí estaba ella. Impidiendo el paso y fusilandome con la mirada.
-Devuélvamelas -se limitó a decir, malgeniada y seca.
-¡Salude al menos! -espeté, empezando a sulfurarme.
-Mentirosa, ladrona -su voz destilaba ácido, ácido que me quemaba el alma, porque las mamás saben hacer eso, quemarle a uno las entrañas.
Subí a mi refugio, quería llamarlo, al borde del llanto; mi dependencia es increíble. Pero ella me seguía los pasos, entró a mi cuarto, y comenzaron a volar las blusas, chaquetas, pantalones.
Volaron los cucos y los zapatos. Desocupó las carteras, la maleta del trabajo. Los cds fueron al piso, los dvds les siguieron. Y después de la ira, y el desorden, no encontró nada. Esta amiguita de lo ajeno, esta acusada... era inocente.
Yo lloraba, de ira y de dolor. ¿Por qué nunca puedo verme fuerte? Siempre que tengo rabia lloro, me pongo roja y se me tuercen los labios, como a los niños pequeños. La nariz se me pone roja, y los párpados son un desastre. Ella ni lo notó. Después de ver el desorden me miró como se miran los animales que están muertos en la calle, con asco y a la vez con curiosidad.
-Si está tan segura de que no están aquí, es porque las vendió -Dijo crispada. Ahí se cerró un ciclo, se cerró el ciclo de las amigas, del respeto y del corazón abierto. Entonces estuve llorando, mientras doblaba estúpidamente la ropa y recogía los papeles. Caí dormida, mis ojos y mi alma exhaustos.
Hace tres años tomé unas gafas oscuras sin permiso, para una salida de observación de la universidad a un maldito pueblo caliente. No las dañé, ni las perdí. Y de manera honesta se las devolví en la mano, y me aguanté el regaño. Hoy casi cuatro años después se perdieron unas gafas oscuras (otras, unas que ni logré ver), al parecer costosas, y la primera acusada fui yo... me tachó de ladrona, y de compraventera... Me duele porque es mi mamá, y creí que me conocía.

5 comentarios:

Yara dijo...

Huy que patadón en la cara tan jediondo, grave la vaina, pero si a veces las mamás salen con unas que lo dejan a uno pensando ¡con quien he vivido todo este tiempo!, uno no sabe si es por la edad, el stress o por joder, pero paciencia niña, ya será grande y ELLA, se tendrá que ir de la casa, saludos.

Anónimo dijo...

Uy!, duro, muy duro golpe, de acuerdo con Yara. Paciencia!

Unknown dijo...

Jumf... que mal... siempre es una cagada cuando se ponen así... y por unas gafas??? yo crei que eran unas joyas o algo por el estilo...

Ajj, los padres son un complique, y a mi me pasa lo mismo, nunca me veo fuerte, y no me respetan. Igual, madre sólo hay una, se arrepentirá de ser tan deasconfiada, eso es seguro...

Pero también es seguro que uno le debe demasiado a esas señoras. Hay que tenerles PACIENCIA (muy cierto), ellas la han tenido con uno, la mayoria de las veces, por muchos años.

Saludos

La rola dominga dijo...

Es una situación muy pesada :( No sé, aplica esa frasecilla de "cría fama y échate a la cama". Lo importante de este terrible episodio es que así se haya perdido la confianza, tú tienes la conciencia tranquila. Las tristes gafas jamás pasaron por tus manos, será el tiempo el encargado de revelar la verdad. De acuerdo con todos: Paciencia, eterna calma y tolerancia. Comprendo lo que sientes, me ha pasado varias veces. Nada peor que te acusen de algo que no has hecho. Total sintonía con Quime, a esas señoras aseñoradas y a veces pasadas de intensas se les debe demasiado en la vida. Las cosas mejorarán y aunque la distancia sea el camino ahora, espera, ya se componerá el asunto. Paciencia y buen pulso. El responsable de la pérdida ya le llegará su hora. A todos nos llega. Un abrazo gigante para mi Doc.

Nightwriter dijo...

Relájate Doc, es otro de los momentos en los que uno siente que la gente cercana a uno asi como ama puede llegar a odiar de la manera mas absurda, sin embargo fresca que cuando ella se de cuenta de su error,se sentirá mucho peor de lo que te sientes tú ahora...

Saludos!